Nuestro primer día en Atenas llovía, así que nos dirigimos a visitar la que es llamada el Ágora Moderna, la zona del Mercado Central, que está techada, y Omonia y Exarquía, los barrios en donde la población inmigrante se aglutina.
Aunque la presencia de grafitis es continua, en las calles más populares se ven en cualquier punto.
Ya en el Mercado, la mayoría de los compradores eran hombres y no había apenas ninguna vendedora. Luego nos contaron que la compra aquí la hacen los hombres, fundamentalmente. Frutas a granel, mucha casquería, pescado,... Los precios no eran muy altos, aunque nos dio que pensar el que los huevos se vendieran por unidades.
Junto al mercado, también había tiendas de segunda mano de ropa, de antigüedades y muchas muchas muchas ferreterías y tiendas de telas.
La Plaza de Omonia, que en griego significa Plaza de la Concordia, es una zona populosa, llena de vida, de grafitis, de tiendas de comestibles y restaurantes de comida rápida. No es una zona donde abunden los turistas, no está tan cuidada como el centro, pero su magia desborda.
A pesar de ello, la crisis económica de los últimos años y la presión que los inmigrantes realizan sobre un país como Grecia, habitualmente muy hospitalario, se nota en sus gentes, atareadas en este barrio en buscarse la vida de mil formas diferentes.
Aquí era donde tenía su sede una ONG que queríamos visitar en nuestro viaje, Khora, que tuvo que dejar el local que usaban en Exarquía para ayudar a personas inmigrantes enseñándoles el idioma y ayudándolas en su integración como ciudadanos de la Unión Europea. Ahora en Atenas tienen un comedor social.
